Vistas de página en total

11793

1 sept 2013

LA ABUELA

Cariño grande tenía,
Como es regular tenerlo,
A un niño de pocos años
Su abuela casi de ciento.
Murió un pariente y dejó
A los dos por herederos,
Para que a medias gozaran
Sus alhajas y dinero.
Un grupo de San Miguel
Con el diablo por trofeo
Quedó de nones al cabo
Del total repartimiento.
Era el ángel de marfil
Y el diablo de oro; y queriendo
Repartir los albaceas
Alhajas de tánto precio,
Dijo la abuelita: ¬Yo
Con lo peor me contento;
Venga el demonio conmigo,
Y lleve el ángel mi nieto.

              ¬¬¬
   Así son viejas y niñas,
Así son mozos y viejos:
Nadie quiere al ángel pobre;
Todos al diablo opulento.
                           JUAN DE MATOS FRAGOSO

Biografía[editar · editar fuente]

Nació en el Alentejo hijo de Antonio Fragoso de Matos y Ana de Souza. Se licenció en Filosofía y Jurisprudencia en la Universidad de Évora, y luego marchó a establecerse a Madrid, donde entabló amistad con los dramaturgos principales de la época, en especial Juan Pérez de Montalbán; su primera obra poética conocida es un soneto en que llora su muerte publicado en las Lágrimas panegíricas (1639), después del de Agustín Moreto. Por lo que dice en su comedia Pocos bastan sí son buenos, impresa en la Parte trigesimocuarta (1670), debió pasar un tiempo en Italia y se representó alguna comedia suya en la corte del virreinato de Nápoles. En 1662 consiguió el hábito de la Orden de Cristo. Estuvo siempre bien relacionado y tuvo por mecenas a varios nobles importantes, e incluso al mismo rey Felipe IV. No pasó nunca apuros económicos. Jerónimo de Cáncer se burló en su famoso Vejamen de las afectaciones culteranas del verso de Matos:
Con las aguas que llueven
desde el Parnaso,
las voces castellanas
se me han hinchado.

Obra[editar · editar fuente]

Destaca por ser uno de los dramaturgos más prolíficos del siglo XVII, dentro de la escuela de Pedro Calderón de la Barca, a la que se ha caracterizado por su tendendia a refundir y perfeccionar piezas anteriores o volver a tratar temas anteriormente usados, como el de la novela El curioso impertinente de Cervantes, convertida a su vez en obra teatral por Guillén de Castro, que adaptó en su El yerro del entendido. En 1658 se publicó en Madrid la primera parte de su comedias con doce piezas (El amor hace valientes, Amor, lealtad y ventura, Callar siempre es lo mejor, Con amor no hay amistad, El hijo de la piedra, Los indicios sin culpa, El marido de su madre, La tía de la menor, El yerro del entendido, La razón vence al poder, No está en matar el vencer, y El traidor contra su sangre). El resto de ellas se publicaron sueltas, en Partes de varios autores o se conservan manuscritas, siendo muchas de ellas de compleja atribución.
Entre sus refundiciones destacan El Nuevo Mundo en Castilla, sobre Las Batuecas de Lope de Vega; El ingrato agradecido, sobre El ingrato del mismo autor; Ver y creer, el rey don Pedro de Portugal y doña Inés de Castro, continuación de Reinar después de morir de Luis Vélez de Guevara; El sabio en su retiro y villano en su rincón Juan Labrador, refundición de la famosa obra de Lope.