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25 may 2013

MI PADRE (Para mi hijo Daniel)

    Seguramente que ni tu compañero Coreta,ni Garrón,responderían a su padre como tú has respondido esta tarde al tuyo, Enrique. ¿Cómo es posible? Tienes que jurarme que no volverá a pasar esto nunca más mientras yo viva. Siempre que a una reprensión de tu padre te venga a los labios una mala respuesta, piénsa en aquel día, que llegará irremsiblemente, en que tenga que llamarte a su lecho para decirte: Enrique, te dejo. ¡Oh,hijo mío! Cuando oigas su voz por última vez, y aun después por mucho tiempo;cuando llores en su cuarto abandonado, en medio de todos los libros que él ya no abrirá más, entonces, recordando que alguna vez le faltaste al respeto, te preguntarás a ti mismo: ¿Como es posible? Entonces comprenderás que él ha sido siempre tu mejor amigo, que cuando se veia obligado a castigarte sufria más que tú, y que siempre  que te ha hecho llorar ha sido por tu bién; entonces te arrepentirás y besarás llorando aquella mesa sobre la cual ha trabajado  y sobre la cual gastó su vida en bién de sus hijos. Ahora no comprendes: él  te esconde todo tu interior, excepto su bondad y su cariño. Tú no sabes que a veces está tan quebrantado por el cansancio,que piensa que vivirá pocos días y que en tales momentos no habla más que de tí, y no tiene más pena en su corazón que dejarte sin protección y pobre ¡ Y cuántas veces, pensando en esto, entra en tu cuarto mientras duermes y se queda mirándote con la luz en la mano: y haciendo un esfuerzo, cansado y triste, vuelve a su trabajo! Y ni siquiera te das cuenta de que en muchas ocasiones te busca, está contigo, porque tiene una amargura en el corazón, y disgustos que todos los hombtes sufren en el mundo, y te busca a tí como a un amigo,para confortarse y olvidar sintiendo necesidad de refugiarse en tu cariño para volver a encontrar la serenidad y el valor. Piénsa, por consiguiente, qué doloroso debe ser para él, cuando en lugar de encontrar afecto en tí, encuentra fríaldad e irreverencia! ¡No te manches jamás con tan horrible ingratitud! Piénsa que aun cuando fueses bueno como un santo, no podrías nunca recompensarlo bastante,por lo que ha hecho y hace continuamente por tí. Y piénsa a la vez  que sobre la vida no se puede contar: una desgracia te podría arrebatar a tu padre, mientras todavía eres muchacho, dentro de dos años, o tres meses, o quezá mañana mismo. ¡Ah! ¡Pobre Enrique mío! ¡ Cómo verías cambiar todo a tu rededor entonces! ¡Qué vacía y desolada te parecería la casa,solo, con tu pobre madre vestida de negro! Véte, hijo; vé de puntillas para que no te sienta entrar; vé a poner tu frente sobre sus rodillas, y a decirle que te perdone y te Bendiga.

                                                                                              E. DE AMICIS.

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